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El pasado 19 de enero, el diario de tirada nacional El País publicó una noticia titulada La neurociencia ya puede predecir el comportamiento. Pero ¿debe hacerlo? En ella, su autor, Javier Sampedro, nos explica algunas de las implicaciones en un futuro a medio-corto plazo que podrán tener las últimas investigaciones en neurociencia, en especial, aquellas relacionadas con la neuroimagen. Como dice en la introducción al artículo: «Los neurocientíficos ya están en condiciones de utilizar una serie de medidas de la funcionalidad cerebral (neuromarcadores) para vaticinar el futuro rendimiento educativo de un niño o de un adulto, sus aptitudes de aprendizaje y sus desempeños favoritos. También sus tendencias adictivas o delictivas, sus hábitos insalubres y su respuesta al tratamiento psicológico o farmacológico».

En ámbitos relacionados con la criminología y la prevención de la delincuencia todo este tipo de prospectivas sobre la neuroimagen se nos antojan como una suerte de narrativa distópica en la que el «gobierno del futuro» podría estar caricaturizado por el derecho penal del autor o, como en la famosa Minority Report de S.  Spielberg, en un intervención policial basada en el precrimen.

Tanto es así que en la entrevista a los autores de Prediction as a Humanitarian and Pragmatic Contribution from Human Cognitive Neuroscience (Gabrieli, Ghosh & Whitfield-Gabrieli, 2015), estos argumentaron que «en la resolución de delitos, los análisis de neuroimagen tienen el potencial de informar la decisión del juez con una precisión mucho mayor que los actuales dictámenes de expertos«. Sin embargo, y aun sin negar el potencial predictivo de estas técnicas en neuroimagen, la realidad de la prevención del crimen es mucho más compleja, y su alcance va mucho más allá de las paredes del cráneo, involucrando dimensiones sociales y culturales irreducibles a una fotografía neuronal y estrictamente relacionadas con comportamientos delictivos. Nos referimos, pues, a lo que en valoración del riesgo delictivo denominados factores de riesgo.

Hoy en día, toda la comunidad científica los denomina factores de riesgo, pero a lo largo de su evolución criminológica se han ido definiendo como factores predictores, factores incluyentes o factores recurrentes (Serrano Gómez y Fernández Dopico, 1978). Por lo tanto, podemos definir a los factores de riesgo como el conjunto de factores individuales, sociales y ambientales que pueden facilitar e incrementar la probabilidad de desarrollar desórdenes emocionales o conductuales, como el comportamiento delictivo. (Garrido, Stangeland y Redondo,1999).

Fueron Trudel y Puentes-Neuman los que afirmaron que los factores de riesgo pueden ser clasificados en seis ámbitos de procedencia, de acuerdo a la siguiente estructura:

  •  Factores individuales: por ejemplo, sexo masculino, temperamento difícil, alta impulsividad, poco autocontrol, poca autoeficacia, deficientes lazos afectivos.
  • Factores familiares: por ejemplo, déficit en la protección, alimentación y/o educación. Problemas en el apego.
  • Factores ligados al grupo de iguales: pandillismo, consumo de sustancias.
  • Factores escolares: por ejemplo, bajo rendimiento escolar, etiquetamiento negativo, ailamiento, frustración formativa.
  • Factores sociales o comunitarios: por ejemplo barrios marginales o pobres, pandillismo.
  • Factores socioeconómicos y culturales: por ejemplo, referencias culturales (cine, televisión, videojuegos).

En conclusión, si la neuroimagen es capaz de dar cuenta de todo este tipo de factores de manera integral podríamos encontrarnos ante un gran avance, pero no olvidemos que esta fotografía neuronal sería una instantánea de un momento histórico concreto del sujeto (sincrónico), lo que hace estéril a esta técnica para considerar aspectos históricos (diacrónico). Esto es, a diferencia de la dislexia, la cual, según estos autores, podría predecirse en un 81 % de los casos por medio de la neuroimagen en bebés a las pocas horas de nacer, la delincuencia comprende otras dimensiones que no vienen grabadas desde el nacimiento.

Por ahora podemos considerarlo ciencia-ficción…como en Minority Report.