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Al terminar la carrera es inevitable que no se pase por tu mente la típica pregunta de ¿Y ahora qué? ¿Qué hago y hacia dónde me dirijo? Y tal vez todavía más si eres criminólogo. Durante los años que estuve estudiando el grado, el pesimismo parecía ser algo constante, tanto que hasta se contagiaba y se convertía en rutina. Parecía que la única solución era opositar si no querías acabar en el paro. Sin embargo, por supuesto que existen muchas más vías de escape, y la mía fue estudiar el Máster en Intervención Criminológica y Victimológica.

Tras darle muchas vueltas, consideré que no estaba lo suficientemente preparada como para emprender el viaje hacia el mundo laboral. Creí adecuado seguir formándome con el fin de especializarme en una rama más concreta de la criminología, pues la carrera tan solo proporciona los cimientos de una estructura que hay que reforzar día a día. Buceando por la red me topé con Crímina y su variedad formativa. Enseguida me llamó la atención el máster en intervención. Fue como una especie de click: una mezcla entre ilusión, alegría, nervios y por qué no, también incertidumbre.Me pareció interesante la idea de poder elegir modalidad entre intervención con víctimas o intervención con delincuentes, en función de las preferencias de cada uno. Además buscaba un Máster que fuera oficial, por la posibilidad de poder acceder al doctorado en un futuro. Y es que a mí, particularmente, me apasionaba la idea de poder aprender más sobre cómo intervenir, cuáles son los métodos que se utilizan, qué guía seguir para poder realizar la intervención más adecuada y básicamente, qué es lo que normalmente hay que hacer cuando se tiene un caso encima de la mesa.

Me gustaría destacar la amplia variedad de profesorado elegido cuidadosamente, cada uno como experto en una materia. Otro punto a favor son asignaturas como Valoración del Riesgo de delito, en la que se conocen las distintas herramientas que se pueden utilizar, aplicadas al caso concreto, con el fin de valorar el riesgo de reincidencia o de ser víctima potencial, entre otros ejemplos. Con estos instrumentos se podrá saber qué factores de riesgo minimizar y qué factores de protección potenciar y así llevar a cabo la mejor y más individualizada gestión posible. Otra asignatura que suele gustar mucho por su practicidad es Criminología Forense, en la cual se aprende a hacer un informe criminológico, algo de gran importancia cuando de futuro laboral se habla.

Por todo ello, compañeros criminólogos, no dudéis en estudiar el Máster en Intervención Criminológica y Victimológica. Os abrirá un mundo de posibilidades.


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Autora: NAOMI ZARAGOZA CUENCA (alumna del MICv de CRÍMINA)