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Hoy es el día internacional contra el acoso escolar, conocido también como «Día Mundial contra el Bullying», una importante fecha a la que el centro Crímina para el estudio y prevención de la delincuencia se une para ofrecer algo de información y, especialmente, estrategias de prevención. Por ello, queremos dedicar esta entrada a daros a conocer este fenómeno con algo más de profundidad a partir de los datos recogidos en el estudio CiberAPP sobre el alcance de la cibercriminalidad, tanto social como económica, contra los menores de edad de la provincia de Alicante.

¿Qué es el ciberbullying?

El término ciberacoso hace referencia al uso de las TIC por parte de un menor o de un grupo de menores, para acosar de manera repetida e intencional a otro menor. Puede aparecer en forma de ciberacoso escolar, lo que se refiere a las situaciones de acoso que se producen entre compañeros del colegio a través de las nuevas tecnologías. Se puede manifestar como una continuación en Internet del acoso que el menor ya sufre en la escuela por parte de sus compañeros o por el contrario, que el acoso se dé únicamente a través de las TIC.

Saber que el ciberacoso NO se produce únicamente entre los compañeros del colegio. El auge de las tecnologías de la comunicación ha hecho que el acoso no se produzca únicamente entre los compañeros del colegio, sino que se extienda a otro grupo de iguales (amigos del barrio, de las actividades extraescolares o incluso de personas conocidas a través de Internet). Al elevar la red de contactos del menor a través del móvil, el ordenador o tablet, las posibilidades de sufrir acoso desde otros ámbitos aumentan.

¿Cómo se manifiesta?

El ciberacoso puede comprender muchas conductas, desde las burlas, marginación o insultos hasta las amenazas, ridiculizaciones mediante la creación de grupos o páginas dirigidas a ello, clonación de identidades para perjudicar a la víctima o difusión de imágenes manipuladas o comprometidas con el ánimo de dañar.

¿Qué es importante señalar?

El modo en que se experimenta el ciberacoso puede tener mayor impacto que el sufrido en el espacio físico, ya que la víctima percibe el ataque de forma continuada (por ejemplo, si un menor recibe una amenaza en el móvil y la lee repetidas veces, la sensación de peligro se percibe de forma más intensa).

Por otra parte, la posibilidad de hacer público el ciberacoso a través de medios como las redes sociales puede incrementar el sentimiento de vergüenza, lo que potencia el daño sufrido por la víctima. Este tipo de plataforma genera también la oportunidad de fomentar que al ataque se sumen nuevos agresores (por ejemplo, cuando se crean grupos en redes sociales o en aplicaciones de mensajería instantánea para burlarse de una persona en particular).

Asimismo, uno de los mayores factores de riesgo de sufrir esta forma de violencia es haber ejercido conductas de acoso a otras personas a través de Internet, especialmente cuando se da entre iguales.Tenemos que tener en cuenta que cuando este tipo de ataque se realiza de manera puntual, y no continuada, no debemos considerarlo como ciberacoso sino como una ciberagresión aislada, la cual, dependiendo de su gravedad, podrá tener igualmente consecuencias importantes para el menor.

¿Cuál es el alcance del fenómeno?

Aproximadamente el 50% de los menores alicantinos entre 12 y 18 años ha sufrido alguna forma de ciberacoso en algún momento de su vida. Los insultos y la ridiculización son, junto a los rumores y el acceso a cuentas personales sin su consentimiento, los tipos de acoso más sufridos, pues entre un 20 y 23% de los menores han sido víctima de estos ataques.

¿Cuáles son sus consecuencias?

El ciberacoso provoca daños psicológicos que pueden afectar al desarrollo psicosocial del menor, generar pérdida de autoestima, ansiedad, estrés, ira o impotencia. La depresión, el desarrollo de fobias, el insomnio o el bajo rendimiento escolar, así como la disminución de la capacidad de concentración son también consecuencias que origina este ciberataque. La gravedad del acoso puede ser distinta según el caso, pero es especialmente problemático cuando se da de forma continua, pública e ilimitada. Resulta imprescindible atender a los síntomas psicológicos que el menor pueda mostrar para prevenir consecuencias de mayor gravedad.

¿Quiénes tienen más riesgo de sufrirlo?

Los menores que introducen en el ciberespacio facetas de su vida personal y privada, como fotos, vídeos, aficiones, sentimientos, etc., y en especial, aquellos que lo hacen publicándolo en sus perfiles de redes sociales o cediéndoselo a otras personas a través del chat o la mensajería instantánea. Además, los menores que usan las herramientas de comunicación (redes sociales, blogs, foros, chats, etc.) para cotillear, contactar con desconocidos y molestar o acosar a otros también tienen más riesgo de sufrir este tipo de ciberacoso. Finalmente, los menores alicantinos que comparten menos tiempo virtual con su padres u otros familiares, es decir, que no son “amigos” en las redes sociales y tampoco comparten con ellos los dispositivos electrónicos (ordenador, tablet, portátil, etc.) tienen más riesgo de ser victimizados

¿Cómo podemos ayudarles?

Para evitar que pase…

  • Explícale al menor los riesgos que conlleva publicar información privada o cedérsela a otras personas.
  • Procura que la información privada de los menores sea guardada en dispositivos electrónicos no conectados a Internet como discos duros extraíbles o pen drives.
  • Comunícale los peligros asociados a contactar con desconocidos en Internet.
  • Revisa habitualmente los amigos agregados en sus perfiles de redes sociales.
  • Intenta compartir con el menor el uso de Internet.

Si está pasando…

  • Adviértele que no debe responder a insultos y/o provocaciones
  • Ayúdale a bloquear y/o eliminar al contacto que esté molestándole.
  • Guarda las pruebas del ciberacoso (mensajes insultantes, amenazantes, fotos manipuladas, etc.)
  • Si son compañeros de la escuela, ponlo en conocimiento del equipo directivo del centro.
  • Si los ataques persisten o son de especial gravedad, denúncialo a la policía.

 

Toda esta y mucha más información sobre las diferentes formas de cibercriminalidad que pueden sufrir los menores, así como estrategias de prevención primaria de la ciberviolencia basadas en evidencia empírica, la encontrarás en la guía de uso seguro de CiberAPP (pincha aquí).


FOTO: http://www.control-parental.es/wp-content/uploads/2014/06/1ciberbueditada.jpg