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Asier Moneva es Personal Investigador en Formación (FPU) en el Centro CRÍMINA y su especialidad es la Criminología ambiental y el análisis delictivo. En esta entrada presenta 10 cosas que debes saber sobre Criminología ambiental, un enfoque que estudia el crimen como un evento resultado de las oportunidades criminales que se dan en un contexto específico.

1. El mito del hombre delincuente

Según Felson, cuando se estudia un fenómeno tan complejo como el crimen, no tiene sentido -desde ningún enfoque- tratar de identificar al delincuente con una mala persona, con alguien irracional, mientras se ignoran otros aspectos esenciales como dónde se encuentra el resto de la gente, qué está haciendo, con quién se relaciona, en qué lugares se localizan sus propiedades y, teniendo en cuenta todo lo anterior, si su victimización es posible.

2. La virtud del alcance medio

A diferencia de las grandes teorías del crimen, que plantean enfoques macro para su interpretación, la criminología ambiental no pretende explicar el fenómeno criminal en toda su complejidad, sino estudiarlo como un evento e intervenir en el ambiente donde ocurre implantando soluciones específicas para problemas concretos en lugar de sugerir grandes cambios sociales. Menos es más.

3. La ciencia del análisis delictivo

Desde el enfoque ambiental, los investigadores convierten el análisis del crimen en algo más físico y tangible, en ciencia, cuando delimitan el alcance de su estudio a un determinado fenómeno que sí pueden conocer, permitiendo desarrollar estrategias de reducción del crimen factibles al unir la especificidad de los distintos cuerpos teóricos de alcance medio con la validez de la investigación empírica.

4. El nacimiento de un enfoque necesario

El paradigma ambiental surge en Europa en el siglo XIX y alcanza su apogeo con los estudios ecológicos de los barrios dirigidos por los académicos que integraban la denominada Escuela de Chicago en la primera mitad del siglo XX. Es a partir de los años 80 cuando se comienza a estudiar el crimen desde una perspectiva espacial en Canadá, Europa y Estados Unidos. En la actualidad es un enfoque adoptado internacionalmente.

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5. Tres pilares fundamentales

Los principales cuerpos teóricos que dan forma al enfoque ambiental de la criminología son: el Enfoque de las Actividades Cotidianas de Cohen y Felson (1979), que constata la vinculación de la actividad delictiva con su contexto situacional; la Teoría del Patrón delictivo de Brantingham y Brantingham (1981), que explica la influencia del entorno en el comportamiento espacial de las personas y, por tanto, en el crimen; y la perspectiva de la Elección Racional de Cornish y Clarke (1986), que alude a una estimación del coste y beneficio derivados de las decisiones que toman los infractores.

6. El contexto: Actividades Cotidianas (Cohen y Felson, 1979)

Aunque mucha gente lo desconoce, las Actividades Cotidianas plantean un enfoque doble. El primero, de carácter macro, se construye sobre la idea de que los cambios sociales y tecnológicos provocan que cada vez más gente contacte con personas desconocidas y hogares vacíos, por un lado, y que aparezcan una serie de bienes de consumo con gran valor económico y facilidad de transporte por el otro. A nivel micro explican que el crimen tiene lugar cuando convergen, en un mismo espacio y tiempo, un delincuente motivado y un objetivo adecuado en ausencia de un guardián capaz.

7. El entorno: Patrón Delictivo (Brantingham y Brantingham, 1981)

Puesto que los delincuentes muestran patrones de desplazamiento similares al resto de la población, el Patrón Delictivo plantea que la oportunidad criminal se genera en aquellos lugares donde ambos coinciden, normalmente cerca de la residencia del infractor. Además, existen lugares que facilitan esta convergencia: los generadores del delito -zonas donde coinciden un gran número de personas- y los atractores del delito -zonas donde existen oportunidades para delinquir- (Brantingham y Brantingham, 1995).

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8. La racionalidad: Elección Racional (Cornish y Clarke, 1986)

Desde su origen, la Elección Racional se ha construido sobre la concepción del delito como resultado de una motivación criminal estable que responde a una suerte de cálculo donde se valoran los riesgos que asume el delincuente, por un lado, y las oportunidades y beneficios que puede obtener por otro. Este planteamiento evoluciona a una segunda etapa gracias a los aportes de Richard Wortley (2001), quien añade las emociones a la fórmula anterior al entender que también son relevantes y se pueden racionalizar.

9. Un ámbito de oportunidad distinto

Pese a las diferencias estructurales que presenta el ciberespacio respecto al espacio físico, tanto intrínsecas -i. e.: contracción de espacio y tiempo– como extrínsecas -p. e.: transnacionalidad, anonimato, etc.-, las premisas ambientales clásicas sobre las que se fundamenta el análisis de la oportunidad criminal también son válidas en plano digital (Miró-Llinares, 2011). Además, en el ciberespacio también existen distintos lugares con características diferentes que se pueden clasificar según las posibilidades de interacción que ofrecen (Miró-Llinares y Johnson, 2018).

10. Las críticas

El ambiental es un paradigma que no está exento de críticas, dirigidas tanto a su eficacia y legitimidad como al desplazamiento del delito. Respecto a esto último, no existen evidencias que sugieran que las medidas preventivas pierdan su efecto; sin embargo, sus beneficios sí se difunden. Por su parte, las cuestiones éticas subrayan la falta de consideración del enfoque por los problemas causados por la estructura social y por considerar a los delincuentes seres racionales. Además, se dice que diluye la responsabilidad del Estado al compartirla con el sector privado e implementar medidas un tanto intrusivas.

¿Qué debo leer para conocer más sobre el tema?

Brantingham, P. L., y Brantingham, P. J. (1981). Notes on the geometry of crime. En P. L.

Brantingham y P. J. Brantingham (Eds.), Environmental criminology (pp. 27-54). Beverly Hills, CA: Sage Publications.

Brantingham, P. L., y Brantingham, P. J. (1995). Criminality of place. Crime generators and crime attractors. European Journal on Criminal Policy and Research, 3(3), 5-26.

Clarke R. V., y Cornish D. B. (1986). The Reasoning Criminal: Rational Choice Perspectives on Offending. New York, NY: Springer-Verlag.

Cohen, L. E., y Felson, M. (1979). Social change and crime rate trends: A routine activity approach. American Sociological Review, 44, 588-608.

Eck, J. E. (1994). Drug markets and drug places: a case-control study of the spatial structure of illicit drug dealing. Tesis Doctoral, University of Maryland, College Park.

Miró-Llinares, F. (2011). La oportunidad criminal en el ciberespacio. Revista Electrónica de Ciencia Penal y Criminología, 13(7), 1-55.

Miró-Llinares, F., & Johnson, S. D. (2018). Cybercrime and Place: Applying Environmental Criminology to Crimes in Cyberspace. In G. J. N. Bruinsma and S. D. Johnson (Eds.), The Oxford Handbook of Environmental Criminology (pp. 883-906). Oxford, UK: Oxford University Press.

Wortley, R. (2001). A classification of techniques for controlling situational precipitators of crime. Security Journal, 14(4), 63-82.